Jesús R. R.
5/5
Cuando uno va a casarse espera varias cosas de un buen salón:
- La cantidad/calidad de la comida estuvo a la altura del evento, una copa de espera variada y elaborada, cuidando detalles como las sillas, la frecuencia de bandejas a pesar de los carritos, disponibilidad de los camareros, etc.; los platos fueron una fiel muestra de la prueba de menú, mejores incluso, refinados y de sabor increíble; la recena fue una muy grata sorpresa por la variedad y calidad de pequeños bocados calientes para saciar a los ya más que satisfechos invitados.
- La presentación y decoración fue muy cuidada, adaptándose a la idea que llevábamos, aportando todo aquello que tenían disponible y pudiera sumarnos. Nunca pusieron impedimentos, siempre flexibles a cualquier idea o cambio de última hora. Se aprecia la restauración sin romper la magia de lo clásico.
- El trato antes del evento fue de lo mejor que nos pasó, fueron increíblemente pacientes, cariñosos y empáticos ante los nervios previos por los imprevistos que siempre surgen. Cada puntualización o sugerencia solo bastaba decirla una vez, todo lo llevan fielmente anotado.
- El confort fue su marca distintiva, daba igual culminar la boda dentro del salón bailando o fuera en las terrazas, la sensación de bienestar se percibía cualquiera que fuese el gusto del invitado.
- La limpieza se presupone en un evento así, pero su nivel de pulcritud fue sobresaliente en mesas, suelos y baños a pesar del paso de las horas.
- Los camareros siempre con una sonrisa, educados y amables. Muy cercanos en la copa de espera, atentos a las bebidas en la comida e implicados hasta el último minuto de la barra libre.
Destacar cualquier elemento sería desmerecer al resto, es la combinación perfecta entre la profesionalidad en el producto y el servicio y la familiaridad en el trato. Sin duda, la elección de estos salones fue el mayor acierto para recordar nuestro 05/10/24 con una sonrisa.